Con esto de la crisis tengo un nuevo trabajo: conduzco el camión de recogida de residuos sentimentales. Ayer pasé por la puerta de tu casa y no vi ninguna bolsa. Confio en que sea porque tu cubo estaba vacio. Que no tengas el sindrome de Diógenes y menos para esas cosas. Como es un trabajo poco solicitado, te compensan con un día de fiesta cada dos noches y con un turno de mañana de otro reparto: sonrisas calentitas con olor a café recién hecho y dos o tres buenos deseos bien planchados.
Acabo de dejártelos abajo.
Que pases un buen día.
( Entrada programada. Estoy de vacaciones nos vemos en septiembre. Besos)