martes, 5 de julio de 2011

Y SIN EMBARGO

A veces, cuando pensaba en nosotros, me venía a la cabeza alguna de esas imágenes:  un toldo hecho con un pareo de estampados africanos sustentado por cuatro palos en una playa vacía;  un pabellón de madera oscura y papel de arroz con luz interior, como un farolillo en la noche;  una casa flotante en un canal de Ámsterdam;  la cabaña del árbol en la que jugaba de niña…

Bellas arquitecturas efímeras, y sin embargo, cimentadas invisiblemente en la profundidad de mi alma.