jueves, 14 de octubre de 2010

A ESTAS HORAS

A estas horas de otoño
en que la noche cabalga
por sorpresa en mi espalda
y un frío duro y seco me araña
insistente la piel,
con la vaga esperanza
de aportarle calor,
saco al borde de la ventana
de esta sala desierta,
un alma bajo cero
en el vacío inútil
del recuerdo de una imagen
de un futuro que nunca existió.